martes, 11 de noviembre de 2014

Te como el otoño.

Eres la canción de Sabina que llorará en todas las almas cuando me muera.
Tus párpados son como alas transparentes
de música de piano.
O un tango en mi pupila
tras haberte perdido.
Eres el verso de Bécquer por el que el mundo se morderá la lengua.
Te como el otoño y se te caen las hojas.
Ha estado lloviendo hoy en tus ojos y me he mojado hasta los huesos.
Y ahora estoy encharcado.
Eres el Henry Chinaski con vagina.
Empiezas el día llenando tu estómago de mariposas y tragando saliva.
Acabo mudándome a tus dedos.
Acabas escupiéndome
en los ojos.

Escrito en Luxcersen.

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