miércoles, 14 de enero de 2015

Refugios.

Ven conmigo,
aquí dentro,
donde piensas en mí,
                                    sin pensar en ti.
Donde floreces.

Sal de ahí,
de tu interior vallado
y electrificado,
donde no dejas entrar
ni al dióxido de carbono,
que te expiro dentro,
a través de tus poros.

Conseguiré llegarte tan dentro,
meterte mano hasta acariciar
tus porqués,
y abrocharles el cinturón
de inseguridad.

No se me moverá la pajarita
comiéndote el coño de rodillas
en cualquier baño incómodo
de un bar repugnante.
No me escuce
si tú me quemas,
                             al intentar adentrarme,
no me escueces,
porque,
si estoy dentro de ti,
soy ignífugo.
Y no puedes hacer leña
de los árboles caídos
que llevo dentro.

Házme sentir muerto,
grita.
Víveme.

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