lunes, 16 de febrero de 2015

Amanece.

Mi habitación
tararea lo que tú llorabas anoche.

Tu lápiz de ojos emborrona mi pasado
con pentagramas soleados al amanecer.
                                 desolados


Huele como hueles cuando estás conmigo.

Duele como dueles cuando hueles como cuando estás conmigo, sin estar conmigo.

Duelo
a espina de rosa muerta,
goteo de sangre,
irrealidad.



Tu camisa de cuadros arrugada como piel de gusano ha perdido los botones.
Y al haber perdido los botones,
el ombligo,
desenmascara
las últimas migas de anarquía
que guardaba entre los dedos cruzados.


Pero no me caigo de sueño
ni me ensordece el viento.

Pero sí me visten las venas rotas
y las palabras monosílabas.

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