sábado, 7 de marzo de 2015

Por la trenza floja.

Andas por un andén derruído mientras ríes.

Y ríes porque tienes los dientes partidos,
moratones en las rodillas,
y un expediente clínico con sobrepeso.

Yo siempre había arriesgado mi vida,
corriendo de puntillas
con un cuchillo en la mano
por la trenza floja.

Te enjabonas los ojos con after shave,
mientras kilos de miel caen sobre ti.

Pero ríes,
ríes porque naciste ciego.

(Y siempre,
pero nunca,
soy limonero.)

Quemas un hotel de cinco estrellas,
quemas las estrellas,
pero acabas ceniza.

Y de nuevo ríes,
porque sabes que nunca,
has existido.

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