martes, 23 de diciembre de 2014

Piña y café.

Mi yo interior insignificante relleno.
Mi yo exterior sarcófago vacío.

Hago café para dos,
todas las mañanas,
y siempre hay una taza
que se enfría.
                       Esperándote.

Me ensucio la camisa
de moca ardiendo,
de egoismo ajeno
y de ''no estás''.

Me calmo a mí mismo,
mientras me ahogo,
por tener la corbata sangrando,
y el corazón mal anudado.

Vuelvo a la cama,
para comprobar que no has vuelto.
Duermo todo el día y
me despierto de madrugada.

Estampo una piña contra la pared y
mordisqueo los pequeños trozos
que me recuerdan
                               como estoy por dentro.

Vuelvo a hacer café
todas las noches,
y siempre hay una taza
que no va a provocar insomnio.

Vuelvo a enterrarme
entre sábanas.
Para no dormir.
Para esperarte.
Por si una noche
quieres venir a por piña y café.

No hay comentarios:

Publicar un comentario